En plena guerra mundial, Salvador Fariña y su esposa Tomasa López arrancan un nuevo proyecto: la elaboración de vino a granel. Sin embargo, no fue sino hasta 1986 cuando nació Bodegas Fariña.
Esta gran familia, apegada a su tierra y sus raíces, cuenta con un legado de 3 generaciones. La pasión por el vino los llevó a cultivar más de 300 hectáreas de viñedo propio donde practican una viticultura moderna, sostenible y tecnificada. Actualmente, Bodegas Fariña continua siendo un gran equipo unido que trabaja para lograr una alta calidad en sus vinos.